jueves, 22 de marzo de 2012

Nuestra Santa Madre Juana Francisca de Chantal

Juana Francisca Fremiot nació en Dijón el 23 de enero de 1572. Su padre Benigno Fremiot era entonces maestro de cuentas del parlamento de Bourgogne del cual será después el presidente. Ella pierde a su madre al nacer su hermano Andrés, el 26 de agosto de 1573.
En el curso del año de 1578, ella acompaña a su hermana Margarita que viene de contraer matrimonio en Poitou. En efecto su padre sentía venir la guerra civil que provocaría la Liga, no teniendo donde refugiar a Juana cerca de él. Fiel a su rey Enrique III,  el se refugió en Flavigny.
En 1592 Su padre la llamó cerca de el a Semur y la dio en casamiento a Cristóbal de Rabutin, barón de Chantal. El matrimonio se realizó el 28 de diciembre en el Castillo de Bourbilly. Juana tenía 20 años y el barón 27.
Fruto de su matrimonio tuvieron 6 hijos, dos de ellos vivieron muy poco.
En 1601 es la gran prueba de Juana: Su marido muere durante una cacería tras ser herido accidentalmente por uno de sus amigos, entonces el ya había tomado la decisión de no volver a la corte de París, sino de quedarse con su familia en Bourbilly. Juana es presa de una gran tristeza. Sus cuatro hijos, Celso Benigno (5 años) María Amada (3 años), Francisca (2 años) y Carlota, nacida quince días antes de la muerte de su padre, la librarán de la desesperanza. Ella continúa ocupándose de los pobres de la vecindad, los acoge en la puerta del castillo, los sirve con sus propias manos, visita a los enfermos, busca la justicia y cuida de sus bienes. Pero ella siente un grande atractivo de servir a Dios sin reserva.      
En 1603 se abnegó cerca de su suegro en Monthelón. Allí un ama de llaves gobernaba en la casa. Juana aceptó esta cruz y se ocupó de sus cinco niños como si fueran sus propios hijos.
En 1604,  el señor de Fremiot, su padre invita a su hija a la prédica de Cuaresma en Dijon. Monseñor de Ginebra tendrá a su cargo los ejercicios espirituales. Juana reconoce entonces en el al director espiritual que Dios le había hecho entrever en una visión algunos años antes. Ella le pide que tomara el cuidado de su alma, esto lo hará el Obispo después de mucha reflexión
En 1607 durante el curso de una permanencia de Juana en Saboya, Francisco le revela su proyecto de fundar con ella la Orden de la Visitación. La aceptación de Juana es inmediata, después de la muerte de su marido ella no aspiraba más que a darse enteramente a Dios, conforme a la promesa que los dos esposos habían hecho algunas semanas antes del deceso fatal.
El 29 de marzo de 1610 la baronesa de Chantal toma el camino de Annecy a fin de fundar el nuevo Instituto. Venía de casar a su  hija mayor María Amada,  con Bernardo de Sales en 1609, acababa de perder a su última hija Carlota, traía consigo a Francisca, dejando a Celso Benigno a cargo del señor Fremiot. La Visitación será fundada el día de la Santísima Trinidad de 1610 fiesta de San Claudio, el 6 de junio. Ella tiene por compañeras a María Jaqueline Favre y Juana Carlota de Brechard.                                         
Desde entonces su vida será para la Visitación, lo que no le impedirá sin embargo, seguir el consejo de San Francisco de Sales, su Bienaventurado Padre de tratar los negocios de su casa, Bourbilly, Monthelón, de ocuparse del casamiento de sus hijos confiándolos ardientemente al Señor cuando los peligros los amenazan. Ella fue para ellos la  madre atenta.
Las fundaciones se multiplican. Juana vela por la unidad de la Orden, emprendiendo viaje cada vez que esto sea necesario. A la muerte de San Francisco de Sales tiene cuidado de recoger cartas y sermones preparando un expediente para una futura canonización; pero destruye todo lo que le concierne personalmente. Con las primeras madres puso al día los textos fundamentales del Instituto, Constituciones y Costumbrero. Visitas y negocios absorben su tiempo.
Las Hermanas serán en adelante de clausura, mas  la peste sobreviene, Juana organiza la distribución de pan y medicinas. Ella está atenta a todo y a todos.
Muere el 13 de diciembre de 1641 en Moulins donde la Señora duquesa de Montmorency deseaba recibir el velo de la Visitación de sus manos. Hasta el fin ella dará ejemplo de caridad y de fidelidad a la Regla rogando por la unidad de la Orden.

1 comentario:

  1. La vida de Santa Juana de Chantal es digna de admirar y de seguir, cuando lei su vida comprendi que yo estaba llamada a ser una hermana de la visitaciòn eso es lo màs grande hoy día puedo decir gracias por conocerles

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